La piratería
En el libro hablan principalmente de la piratería que están sufriendo las discográficas y las productoras de cine a través de internet. Según estas, cualquier tipo de pérdidas son debidas a las descargas ilegales, pero en el libro sugiere que puede haber otros motivos que no estaría de más evaluar para poder saber con certeza si la piraterías, y en concreto las redes p2p (a cuyos usuarios parece que últimamente está tan de moda criminalizar).En primer lugar, las redes p2p no sólo sirven para realizar descargas ilegales y violar los derechos de autor. Son un mecanismo muy potente para que los usuarios puedan compartir información y cultura. Sería una pena que se perdiese una herramienta tan potente por el simple hecho de que con ella se puedan hacer copias ilegales; utilizando un ejemplo del libro, sería como si las demandas que pusieron a Sony por producir un vídeo capaz de grabar hubieran progresado; afortunadamente no lo hicieron y la humanidad dispuso de ese invento.
Otro motivo que expresa en el libro, por el que no es seguro que las ventas reduzcan por la existencia de las redes p2p, es que en el año 2002 las ventas se redujeron un 8.9% (de 882 a 803 millones de unidades). Pero las descargas en el mismo periodo se estiman en 2100 CD's, todo ello según la RIAA (Recording Insdustry Association of America). Otro dato que la RIAA no cuenta, es que el lanzamiento de CD's descendió un 20% desde el año 1999, acompañado de una subida de precios de 7.2% entre 1999 y 2001. Según estos datos, yo no creería que las culpables del descenso de las ventas sean las redes p2p, ya que el descenso de ventas es menor que el descenso del lanzamiento de nuevos CD's. El dato de las descargas es muy curioso, se descargan 2.6 veces más CD's de los que se venden.
Según Lessig, hay cuatro perfiles de usuarios de las redes p2p:
- Grupo A: usuarios que descargan contenidos con copyright en lugar de comprarlos. Estos son los dañinos para la industria discográfica y los que se pueden considerar verdaderos piratas. En este grupo, yo haría dos divisiones, que Lessig sugiere, pero que yo veo necesarias: por un lado los usuarios que sí comprarían el material que descargan y por otro lado los que no lo comprarían pero, como está disponible sin coste, lo obtienen. Considero que los segundos no hacen mermar las ventas de las discográficas, porque en ningún caso comprarían dicho material, con lo que no se pueden considerar pérdidas, sino una violación de los derechos de autor.
- Grupo B: en este grupo están las personas que quieren saber si verdaderamente les gusta lo que van a comprar. También los que reciben recomendaciones, mediante un conocido por ejemplo, descargan el material recomendado y si les gusta lo compran. Este caso es una especie de publicidad, ya que aunque en un primer momento no se pague por los contenidos, finalmente se adquiere el producto.
- Grupo C: hay ocasiones en las que se quieren conseguir materiales que por diversos motivos ya no están a la venta; es cierto que en muchas ocasiones estos materiales tienen derechos de autor, pero también es cierto que no se encuentran disponibles en tiendas, dado que ya no son rentables para las empresas.
- Grupo D: al que pertenecen todos aquellos que descargan contenidos sin copyright o con permisos para compartirlas.
Los piratas pirateados
En otro capítulo habla sobre cómo varias industrias estadounidenses nacieron a partir de la piratería. Me han llamado especialmente la atención dos de ellas, el cine y las industrias discográficas; aunque en el libro se explican algunas más.El cine
Thomas Edison (inventase el cinematógrafo) tenía la patente sobre muchos inventos relacionados con el cine, que la industria cinematográfica de aquel tiempo utilizaba. Se formó entonces un grupo de "independientes" que no querían pagar esas patentes. Ante el endurecimiento de las medidas en su contra, estos decidieron mudarse a las costa oeste de Estados Unidos a California donde formaron Hollywood. Allí, lejos del alcance de Edison y de su intento de monopolio, pudieron utilizar sus inventos sin pagarle lo derechos que pedía.Discográficas
Antiguamente, los compositores cobraban derechos de autor cada vez que alguien compraba sus partituras y cada vez que alguien las interpretaba en público. Este sistema les funcionaba bien hasta que surgieron los inventos del fonógrafo y la pianola. En este momento, aparecieron formas de reproducir las canciones que no estaban supuestas en la ley. Se podía, por tanto, reproducir una canción en público mediante uno de estos dos inventos sin haberle pagado al autor ni un céntimo; nada impedía interpretar la canción en privado mientras se grababa y si se hacía de memoria, ni siquiera había que pagar por la compra de la partitura. Una vez grabada, la canción era reproducida en público sin que la ley obligase a pagar derecho alguno al compositor.Finalmente las leyes se adaptaron para que fuera necesario pagar derechos al autor cuando se grababa una canción y era necesario el permiso del compositor para que su obra se pudiese grabar.